Me cago en to lo que se menea
10 cosas increíbles que solo alguien de Villena podrá entender (la #9 te sorprenderá)
Consideren este escrito un divertido experimento sociológico. Me jugué con Aureliano una cena a que era perfectamente posible que un texto con un título y una foto llamativa, aunque no hablase de nada en concreto, sin fondo, sin estilo y sin ideas, tuviera muchas más visitas que un artículo digno de un Pulitzer. Porque hace algún tiempo que en internet lo primordial ya no es la calidad del contenido, sino el número de gente a la que llegas. Lo que manda en la jungla digital es que, de una forma u otra, pinchen en tu link, accedan a tu página, te den likes, compartan tus movidas y salgas muy arriba en Google. Ya no es importante que una noticia o una columna sean interesantes o útiles. Ahora lo fundamental es que sean virales.
Y si estás leyendo esto es que has pinchado en el enlace y has entrado a curiosear la noticia, así que objetivo conseguido. Ya os advierto que en principio no voy a cagarme en nada ni en nadie y que tampoco contaré cosas que solo los de Villena podamos entender. No voy a hablar de 5 sandwiches por los que merece la pena estar vivo, ni de unas increíbles sábanas que lo cambiarán todo, ni de 17 imágenes adorables que te harán recuperar la fe en la Humanidad, ni que después de leer esto van a dejar de ver “Frozen” o “La Sirenita” de la misma manera.
Dejo tan trascendentales noticias y tan vitales respuestas para el clickbait, un término que podríamos traducir como «cibercebo» o «ciberanzuelo» y que se usa para definir el fenómeno de los titulares sensacionalistas que encontramos en Internet. Aquellos que, sea como sea y a toda costa, solo buscan que hagas clic en su contenido. Porque en la salvaje competición existente por captar el interés de los internautas poco importa el texto de la noticia, ni su calidad literaria, ni su fondo moral, y ya ni hablamos de si es verídica o no. Ahora solo importa incrementar el público y el tráfico de lectores. Multiplicar el número de visitas.
Muchos medios de comunicación han convertido el clickbait en uno de los pilares de su estrategia de comunicación. Así, navegando por El Mundo, El País o Información (ya ni os hablo del Huffingtonpost o del “aluflipante” OkDiario) no nos resultará raro ver titulares efectistas y escandalosos, encontrarnos fácilmente con célebres artículos en formato de listas –16 preguntas que nunca te atreviste a hacer en voz alta– o atisbar noticias llamativas que juegan a no desvelar toda su información en el titular, para que el lector haga click y descubra ese dato que le falta –900.000 personas han pulsado este botón y nadie sabe porqué–.
Y mejor ni hablamos de la prensa deportiva. Cada mañana, cuando almuerzo tranquilamente en el Ruta 36 y ojeo un rato el As o el Sport, en papel o en el teléfono móvil, me troncho con sus juegos de palabras. He de reconocer que tienen inventiva y no se cortan un pelo. Antes de un partido importante del Atleti colocaban en portada: “Cholos ante el peligro”. Díganme si no es pura magia. Y en la secciones de Baloncesto hay veces que los titulares son para llorar de la pena. Como aquel en el que hablaban de que a alguien le había aparecido el símbolo de la marca Jordan dentro de una fruta y titulaban la sección: “El Pepino de Michael Jordan”; o cuando, para introducir un video donde Ricky Rubio le daba una asistencia por la espalda a su ex compañero Karl-Anthony Towns, los lumbreras titularon, con un par: “Hollywood descubre el A-RICKY-TOWNS”. Supongo que después se fumarían un puro.
Creo sinceramente que piensan que somos lelos. Todos nosotros. Ustedes y yo. Al menos nos tratan como si lo pensaran. Y por eso nos van poniendo anzuelos, lanzándonos cebos para que piquemos y le demos click a noticias redactadas de manera verdaderamente espantosa, a enlaces que son bodrios totales, a artículos que (un poco como este) no nos aportan nada de nada. Aureliano siempre dice que el número de visitas, que en la Red de Redes seas visto y oído, se basa en el misterio del “puto algoritmo”. Debe ser eso. Porque hay semanas que con esta sección tengo la sensación de haber conseguido algo medianamente pasable y luego no lo lee ni el Tato. Y sin embargo otras escribo por escribir, sin que el resultado me convenza en absoluto, y después resulta que la columna la han leído hasta mis primas de Yecla.
En fin. A mí me siguen pareciendo mucho mejores las noticias interesantes y útiles, aunque no sean virales. Me siguen atrapando más los buenos artículos y textos, los que tienen una historia que contar. Será por eso que me flipa la Jot Down y me da risica el Marca. Será por eso que me cago en to lo que se menea cada vez que leo: “Lo que ocurrirá a continuación te sorprenderá”.