Palabras 2020
Pandemia, covid 19, coronavirus, estado de alarma, contagiados, confinamiento, hospitales de campaña, PCR, antígenos, tests serológicos, inmunidad, quédateencasa…
Las palabras nos acompañan, nos ayudan a expresar sentimientos, están ahí incluso cuando nos faltan para poder hablar, cuando nos quedamos “sin palabras”, cuando las tenemos en la punta de la lengua, las palabras son nuestra seña de identidad, nuestra definición, nuestro instrumento de conocimiento. Son nuestras cuando son vanas, hueras, vacías, huecas… cuando no expresan lo que sentimos, cuando se quedan cortas, cuando son lenguaraces, cuando chillan, cuando lloran, cuando están de duelo… siempre hay palabras, están en lo que vemos y leemos y en lo que oímos y escuchamos, son uno de los vehículos principales de la comunicación incluso cuando nos vanagloriamos de que “una imagen vale más que mil palabras”.
Las palabras pueden tener muchos calificativos y muchas clasificaciones pueden formar parte del vocabulario, del léxico, de la koiné… pueden ser estacionales: palabras invernales, primaverales, veraniegas, de veraneo, otoñales, pueden ser de etapas, palabras para usar en el embarazo, con los bebés, con los niños, con los adolescentes, con los jóvenes, con los adultos, con los mayores, con los ancianos… Hay palabras específicas de política, de obligaciones y derechos, de deberes y decisiones, de religión, de oficios, de deportes, de educación.
Hay palabras de guardería, de párvulos, de escolares, de bachilleres, de aprendices, de universitarios, de licenciados, egresados, graduados, doctorandos y doctores, de alumnos “de Erasmus”… y, después, de becarios, de “en prácticas”, de formación. Palabras para comunicarse y entender los diferentes trabajos en los que ocupamos la horas, palabras para compartir ocios y actividades lúdicas, palabras de asueto, de recreo, de hábitos y costumbres, de rutinas, de comidas, de alimentos, de nutrición, de arte culinario… palabras para “ir de marcha”, palabras “para hacer rutas”, palabras para hablar de música, para extraer música de los instrumentos, palabras para las Fiestas, y los diferentes atavíos y comidas de cada una de ellas, para nombrar los diferentes actos, palabras para reivindicar la Historia, para contarla, para vivirla, palabras para no olvidar orígenes y raíces, ni hacia donde encaminamos los pasos en busca de nuestro futuro.
Hay veces que inventamos palabras, que las creamos, que las amoldamos a nuestra concepción de la vida, a nuestro pensamiento, algunas tendrán una vida efímera, otras perduraran en el tiempo, algunas ganan con los años, otras caen en desuso y se olvidan, otras se reencuentran frescas y lozanas al cabo de las décadas o incluso de los siglos. Otras veces las importamos de lenguas cercanas o más lejanas, las acoplamos, modificamos su estructura o su pronunciación, otras veces las exportamos o las cedemos con nuestra idea de la vida. Las palabras no son fijas, van evolucionando al mismo tiempo que los objetos, los hechos, las actividades, los oficios, los conceptos o lo que fuera a lo que les prestaban el nombre.
Almacenamos en nuestra memoria léxicos específicos, vocabularios apropiados, palabras de nuestro trabajo, nuestro ocio, nuestras relaciones, nuestra vida. A lo largo del tiempo incorporamos palabras que dejamos en desuso cuando cambian nuestros hábitos o cuando cruzamos fronteras de etapas del día a día y la cotidianeidad como cuando nuestros hijos dejan de ser bebés y pasan a ir al cole o al instituto, o después a la universidad, o cuando practicamos algún deporte con sus palabras específicas y lo cambiamos por otro, nos hacemos “expertos” cuando visitamos médicos y hospitales, o cuando nos toca relacionarnos con los entresijos de aeropuertos y vuelos o de cualquier otro medio de transporte, o cuando utilizar las palabras apropiadas nos sirve de tabla de salvación.
Cambiamos de repertorio de palabras como de muda, este 2020 empezamos un año normal en el que a partir de mitad de enero, casi desperezándonos de la Navidad del 2019 y sus palabras, aparecieron otras nuevas que ya a finales de febrero y en marzo con el “quédateencasa” han invadido nuestro vocabulario y, con ello, nuestra vida, y nos han hecho expertos en pandemia, covid 19, coronavirus, estado de alarma, contagiados, confinamiento, hospitales de campaña, PCR, antígenos, tests serológicos, inmunidad, certificados de empadronamiento y de trabajo, restricciones sanitarias, vacunas, laboratorios,…
Por obligación nos hemos hecho, más o menos, entendidos en el vocabulario y los sistemas tecnológicos: WhatsApp, video llamadas, sesiones de zoom, mensajes en redes, conciertos a través de Facebook o Instagram, en streaming,… han ocupado parte de nuestro tiempo y lo han llenado con sus palabras y han impuesto su utilización en clases escolares, de instituto o universitarias y hasta en visitas y consultas médicas. Y las palabras que nombran ventanas, balcones, terrazas, patios, parques infantiles y espacios al aire libre se han instalado en nuestro lenguaje por ausencia o presencia, o simplemente por deseo de disfrutarlos.
Hemos conocido el significado de la palabra “allegados”, esa persona que, a veces, es más conviviente que la propia familia y que ahora, según donde vivamos, no puede compartir la Navidad porque le falta titulación. Hemos aprendido que este año romperá muchas tradiciones y con ello aparecerán palabras nuevas: no habrá “Cabalgata de Reyes” y ese movimiento pasará a estático “Campamento Real” y Las Virtudes y La Canyada de Biar, dejarán para otro año las palabras de sus Autos de Reyes junto con su celebración.
Palabras, siempre palabras para englobar todos los aspectos de la cotidianeidad, del día a día, palabras que por su presencia, uso y ausencia pasan desapercibidas, palabras que en estos días se utilizan y se reflejan en carteles, postales, twitters, washaps, correos electrónicos, “posts”,… y en cualquier forma de comunicarnos para compartir momentos de bienestar y buenos deseos. Esperemos que palabras como salud, paz, alegría, felicidad, dicha, amistad, ventura, satisfacción, contento, solidaridad, compañerismo, fraternidad,… no sean palabras de un solo uso en estas fiestas, ni mucho menos estacionales y permanezcan todo el tiempo, año tras año en nuestro vocabulario con todo su sentido y significado, con toda la vida que representan y que compartimos cada día.
Por: M. Esperanza Esplugues M.