Vida de perros

Suite para fin de semana

Se acaba el frío demasiado pronto y con él… qué se yo, un montón de cosas supongo: encontrar a las once de la noche la estufa del salón sin gas, perder una o dos bufandas y algún par de guantes de la mano izquierda como cada invierno, los dolores de espalda debidos al encogimiento, las tardes cortas y las noches largas, los resfriados y las noches viendo en la tele más anuncios que otra cosa bajo la manta... En fin, todo se acaba, y se acaba demasiado pronto, y es que algunos preferimos que las cosas sean siempre más largas –incluso las malas, como la juventud ¿…?–.
Al margen del frío, se presentaba el pasado jueves en la Ermita de San José el proyecto Casa Joven y Hotel de Asociaciones, iniciativa en la que desde hace tiempo estoy interesado y de la que he intentado dar cuenta en estas líneas mediante breves pinceladas genéricas, quiero decir que no particulares, del propuesto en Villena pero sí de otras iniciativas, causa de mi desconocimiento sobre el proyecto en sí. Pero aún así voy a volver a atreverme con el tema. Comencemos la casa por el tejado, siguiendo los pasos de cuanto hemos conocido hasta el momento. En primer lugar nos encontramos con el retraso producido por la adquisición de uno de los cachos del solar, adquisición que según recogemos se va a solucionar en un par de semanas. Problemas naturales ligados a este tipo de operaciones que dependen del saber negociar y del interés o intereses del propietario, ya que lo del amor al suelo natal poco tiene que ver con los amores al suelo propio, el negocio es el negocio. Por otro lado, de ahí viene esta presentación al barrio del Rabal que realizaron Montilla y Ayelo, la preocupación del vecindario en cuanto a la estética del edificio, también la propuesta que desde diferentes partes ha llegado con el fin de incluir a nuestro Orejón –que veas Pepe H. que te (nos) lo respeto– en el diseño del edificio o en algún anexo del proyecto (quiero decir como estatua o como monumento anexo). En cuanto a las inquietudes por la fachada, los concejales tranquilizaron a vecinos y vecinas anunciando que el proyecto cuenta con la bendición de la Dirección General de Patrimonio, lo que no dice que sea bonito o feo, sino correcto. En cuanto a la segunda idea todavía no tenemos constancia de si habrá o no algún signo de que nuestro Orejón tuvo allí su torre.

El problema, no obstante, y pese a la explicación que se dio de los diferentes espacios que compondrán el edificio y de las funciones que desempeñarán, para mí continúa siendo el mismo que me inquieta desde el primer momento en que escuché hablar de la propuesta: qué habrá dentro. Y no me refiero a salas, despachos y demás equipamientos, sino al proyecto social, ese que hace crecer asociaciones, proyectos y edificios en el mejor de los casos. Cuál será el nuevo organigrama de las Concejalías de Bienestar Social y Juventud, cómo se redistribuirán los espacios, quiénes establecerán la nueva organización, qué condiciones se propondrán. Y siguiendo la línea de cuestiones podríamos también preguntarnos: ¿Cómo se sabe qué tipo de edificio hay que construir y distribuir si no se sabe qué tenemos que albergar? ¿O sí se sabe? Yo lo desconozco absolutamente y por eso, porque la ignorancia da alas, planteo atrevidamente estas cuestiones. Desconozco si podré alquilar una suite en el Hotel de Asociaciones para un fin de semana o si una asociación tiene derecho (y por qué) a beneficiarse de los futuros espacios. Sigamos esperando, alguna vez alguien nos dirá algo.

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