Crónicas de la pandemia VIII
O cómo reclamar a la administración sin volverte loco en el intento
El próximo domingo 18 de abril, se cumplirán trescientos días desde que la comunidad de vecinos a la que pertenezco presentase una solicitud, en la Sede Electrónica del ayuntamiento de Villena, reclamando el abono de la bonificación del 90% del impuesto de la licencia de obras por la instalación de un ascensor en la finca que, previamente, habíamos pagado en su totalidad, bonificación prevista en las ordenanzas municipales.
El párrafo anterior esta copiado, casi en su totalidad, del artículo que publiqué el 24 de febrero de este año cuando “solo” hacía 247 días que seguíamos sin saber nada de más de 1.000 euros que el ayuntamiento había cobrado indebidamente y que por alguna extraña razón, únicamente entendible por augures y nigromantes, nuestra ilustre institución es incapaz de devolver. Hemos hecho dos reclamaciones electrónicas, innumerables llamadas telefónicas, whatsapps, e-mails y una queja al Sindic de Greuges de la Comunidad Valencia, que, después de dos peticiones oficiales de explicaciones, continúa a la espera de respuesta.
Aquél 24 de febrero, a las pocas horas de haber aparecido la carta que envié a este mismo periódico, titulada “Vuelva usted mañana o pasado”, el concejal Javier Martínez, que a la sazón era el encargado de deshacer el entuerto, me mandó un mensaje en el que se mostraba entristecido porque yo “andase con cartitas al periódico poniendo en tela de juicio su esfuerzo por solucionar un asunto que ni siquiera correspondía a su departamento sino a tesorería”. ¿? En el mensaje me advertía de que, “en adelante ya no tendría que sufrir tal molestia y que la próxima vez me atendiera quien correspondiese”. ¿?. Terminaba deseándome que nos llegase pronto la transferencia.
El abrupto cambio del tratamiento del “tú” (con el que nos relacionábamos hasta el momento) al “usted”, con el que me enviaba el último mensaje, me llevó a pensar que efectivamente el asunto ya estaba resuelto, que yo me había precipitado con mi (segunda) denuncia pública y que el enfado del concejal era justificado. Así que, utilizando el “usted” como deferencia a su autoridad, le asegure al edil que sentía mucho su tristeza, pero que no decía ninguna mentira en aquél escrito y que lo deseable es que no hubiera una “próxima vez” porque eso demostraría que la administración funcionaba eficazmente.
La cosa es que todo sigue igual, con el agravante de que ahora nadie responde a mis mensajes y con el paso del tiempo esta costumbre tan fea de reclamar las cosas me va dejando sin amigos, ni conocidos, ni saludados en algunos ambientes. En la Tesorería del ayuntamiento aseguran que ellos no pueden tramitar ningún pago si no viene avalado por un informe del departamento que, a lo mejor, quien sabe, depende del señor Javier Martínez. Informe que tiene que hacer relación a que, efectivamente, se trataba de una obra de eliminación de barreras arquitectónicas, etc., etc. Informe que sería evitable si los recibos, en su momento, se emitiesen correctamente contemplando lo establecido en el ordenamiento de nuestro consistorio.
¿Y no es todo esto pelín kafkiano? ¿Y tenemos que esperar resignadamente a que suceda el milagro de que se respeten nuestros derechos? ¿Y tenemos que evitar denunciar públicamente lo que carece de sentido para que nadie se sienta ofendido? Pues eso parece que esperan los que se presentan a unas elecciones, llegan al poder y olvidan al momento que son servidores públicos cuya primera obligación es mejorar y facilitar la vida de los ciudadanos. Mientras tanto, sólo la mascarilla de la pandemia evita que se nos vea la cara de tonto que se nos queda cada vez que nos enfrentamos a estas situaciones de indefensión ante algunas administraciones.
Asistimos a este feliz aniversario del absurdo (300 días de silencio administrativo) semanas después de una publicación, digamos que poco afortunada, en la que la agrupación socialista de Villena se quejaba airadamente de que el Partido Popular no hubiese aprobado los presupuestos municipales del gobierno de coalición PSOE-Verdes. La gacetilla cargaba contra el portavoz de los populares con razonamientos tan brillantes como que es un chiquillo demasiado joven para casi todo. No estoy de acuerdo. Miguel Ángel Salguero tiene una edad que para algunos puede parecer temprana y, sin embargo, a ojos de cualquier adolescente seguramente es un hombre ya entradito en años. Así que todo es relativo y, además, no hacía falta recurrir a argumentos tan ramplones para justificar la validez de las cuentas aprobadas y rebatir las críticas de la oposición.
El artículo “Demasiado joven para actuar con los viejos vicios de la política”, al que me he referido, se cerraba, de manera magistral, con una felicitación de la agrupación socialista de Villena al grupo Socialista del ayuntamiento de Villena por sus excelentes oficios. A la espera de las buenas noticias municipales y de que todo lo que está sucediendo no sea más que un loable intento de poner a Villena en el mapa con la consecución del RECORD GUINNESS DEL AYUNTAMIENTO QUE MÁS TARDÓ EN DEVOLVER UNA BONIFICACIÓN REGLADA, me van a permitir que me despida imitando el procedimiento y congratulándome, en nombre del vecino Felipe, de todo lo que de manera tan atinada, escribe Navarro Sánchez.
Nota final: A principios de abril me dieron cita en CITA para solicitar la devolución de otros 1.000 euritos del ala de la fianza que se paga, también, antes de iniciar la obra y que te devuelven (según me han dicho por teléfono) ciento ochenta días después de presentar la solicitud. ¡Es todo tan vertiginoso que no he podido evitar emocionarme!
Por: Felipe Navarro Sánchez