Abandonad toda esperanza

Juan Cobos, in memoriam

Abandonad toda esperanza, salmo 892º

 

A David, hijo de Juan y albacea de su legado

El pasado sábado por la noche, en plena celebración del Salón del Cómic de Barcelona y ya sentado en el restaurante en el que me disponía a cenar con unos buenos amigos de esos a los que ves de uvas a peras aprovechando algún viaje cultural, recibí una noticia que no por esperable dejaba de resonar como un mazazo de realidad en medio de tanto jolgorio físico y espiritual: Juan Cobos había fallecido el día anterior. El obituario lo compartía en una red social un amigo en común, Carlos Aguilar, divulgador cinematográfico que para cualquier amante del séptimo arte no necesita de presentación. El que quizá sí la necesite a estas alturas, por sorprendente que pueda parecernos a algunos, es el propio Cobos, al menos de cara a nuevas generaciones de aficionados, dado que -como es lógico al alcanzar una edad provecta- llevaba muchos años retirado de la vida pública y la actividad profesional. De hecho, en los últimos tiempos fue al mismo Carlos al que pregunté de vez en cuando por el estado de salud de quien había sido mano derecha del mismísimo Orson Welles, y fue él quien me informó en todas esas ocasiones de que seguía entre nosotros disfrutando de una vida tranquila en compañía de los suyos.

Su hijo David y otras familiares de Juan Cobos, en la entrega de los premios del CEC

Fue precisamente uno de los suyos, su hijo David Cobos, quien hace un par de años y a través de la misma red social se puso en contacto conmigo para agradecerme que me hiciese eco de la publicación de Los grandes maestros del cine, ahora ya último libro firmado en exclusiva por su padre (al menos en vida), editado por él y publicado por Berenice. Un libro que puso de actualidad (al menos, editorial) a quien sin duda es -y ahora viene la presentación para aquellos lectores jóvenes que no sabían de él hasta ahora- uno de los críticos de cine más respetados dentro y fuera de España. Secretario personal de Luis García Berlanga y ayudante personal (y amigo de confianza) de Welles en Campanadas a medianoche y colaborador en Don Quijote y Una historia inmortal, también fue miembro del equipo fundador de tres revistas de cine tan prestigiosas como Film Ideal, Griffith y Nickel Odeon; además de haber escrito varios guiones de películas, un par de libros y docenas de críticas, y ejercido de director en numerosos cursos de cine y de miembro del jurado en diversos festivales. Una labor por la divulgación del cine que recibió un merecido reconocimiento cuando, a comienzos de este año, se le concedió la medalla a la labor literaria en la 80.ª gala de entrega de las Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC).

Cesare Zavattini fue una de las personalidades más destacadas del neorrealismo italiano, fundamental en la formación como espectador de Juan Cobos

Me voy a permitir algo que muy rara vez hago en esta columna, y es volver a recomendar un libro ya comentado previamente recuperando lo escrito en su día sobre él... porque creo que entenderán que la ocasión lo merece. Decía de este volumen indispensable para cualquier amante del cine, al poco de su publicación y refiriéndome al propio Juan Cobos: “su hijo David se ha embarcado en el proyecto de editar dos volúmenes que recojan una parte, ínfima en comparación con lo que debe ser la labor de toda una vida pero lo suficientemente representativa, del legado de su padre. El primero de estos libros, y único disponible por el momento, es Los grandes maestros del cine: una antología de textos armados a partir de entrevistas con algunos de los más grandes cineastas de todos los tiempos, realizadas todas ellas por Juan Cobos en solitario o en compañía de otros colegas de profesión. El grueso de entrevistas (...) arranca y se cierra con nombres y apellidos italianos: para empezar, Michelangelo Antonioni afirma(ba) que su compatriota Cesare Zavattini cometió el error de no darse cuenta de que lo importante es la problemática del ciudadano entendido como ente individual y no de la relación de este con la sociedad; y para concluir, el mismo Zavattini reflexiona(ba) a propósito de la necesidad de que el neorrealismo se renovase para seguir siendo un movimiento y una estética vigentes. Por lo demás, y tratándose de Cobos, no podía faltar la presencia de Orson Welles, de quien aquel fue secretario, asesor, hombre de confianza en definitiva. La conversación con el realizador de Ciudadano Kane, en entrevista con el autor y Miguel Rubio, se centra especialmente en la shakespeariana Campanadas a medianoche, pero también se detiene en el complejo proyecto de adaptar el Quijote de Cervantes o en sus cuitas con la productora de El cuarto mandamiento".

Portada del mítico "Griffith" n.º 5 dedicado especialmente a Orson Welles

A continuación, añadía: "En cuanto al resto de convocados, en este libro también aparecen otros veinte grandes nombres del celuloide: por mencionar tan solo algunos, señalaremos que no faltan reflexiones a propósito del cine silente gracias a la presencia del inimitable Buster Keaton y los primeros recuerdos profesionales de George Cukor, mientras que Alfred Hitchcock, Arthur Penn o Fred Zinnemann desvelan algunos de los secretos de su arte y comparten valiosas reflexiones sobre su oficio y el de sus compañeros. No faltan tampoco a su cita algunos cineastas autóctonos, la gran mayoría ya fallecidos: desde los inevitables Bardem, Berlanga y Buñuel (ya saben, las tres B del cine español) a los recientemente desaparecidos Mario Camus y Carlos Saura, pasando por el guionista más importante de nuestro cine (Rafael Azcona, por supuesto) y un director italiano de nacimiento pero español de adopción como Marco Ferreri. De los nombres nacionales presentes en el volumen, solo Víctor Erice sigue entre nosotros, y además felizmente en activo. Completan el libro una serie de textos breves no de Juan Cobos, sino sobre Juan Cobos: una antología de semblanzas y homenajes redactados por una nómina de amigos, compañeros y colaboradores de los que -colocados también en estricto orden alfabético- el mentado Aguilar es el primero; y donde, además del mismo Garci, aparecen también el actor Keith Baxter, los citados Erice y García Berlanga, o Beatrice Welles, hija del mítico cineasta. En resumidas cuentas: este Los grandes maestros del cine es un libro imprescindible en la biblioteca de cualquier aficionado para el que, como le ocurre a José Luis Garci y a Juan Cobos, ver una película no es solamente un pasatiempo inane sino algo mucho más íntimo, emocionante y hasta conmovedor”.

Jesús Franco, Orson Welles y Juan Cobos en el rodaje de "Campanadas a medianoche"

Fue también David Cobos quien hace unos meses hizo que la editorial Confluencias me remitiese un ejemplar de ese segundo libro al que entonces hice referencia cuando todavía no existía físicamente: el espléndido Juan Cobos. Una prodigiosa memoria del cine, suerte de miscelánea que aúna biografía y antología de textos cuyo fin principal, al margen de la propia divulgación fílmica, es servir de homenaje a la labor de una figura fundamental de la crítica cinematográfica de nuestro país. Un libro que, así lo ha querido la fatal casualidad, estuviese terminando de leer en el momento del fallecimiento de su protagonista. El volumen en cuestión se abre con un prólogo de Miguel Marías, otro veterano crítico al que muchos conocimos al mismo tiempo que a Cobos de la mano del mítico ¡Qué grande es el cine! de TVE dirigido y presentado por José Luis Garci. A continuación, es su hijo David quien escribe una “Vida breve” de su progenitor, en la que recorre su devenir vital desde que llegara al mundo en el Madrid de 1933 hasta su regreso a la capital en 2017 después de unos años viviendo en Vejer de la Frontera, un pequeño pueblo de Cádiz. Entre un momento y otro, los orígenes de su carrera profesional, su estancia en Roma, la fundación de las míticas cabeceras Film Ideal y Griffith, su labor como ayudante de dirección de cineastas tan diferentes entre sí como Marcel Ophüls, Jesús Franco o el citado Welles -probablemente la personalidad más importante de su vida dentro del mundo del cine-; así como su relación casi fraternal con Garci, que dio pie no solo a su participación en el mencionado coloquio de los lunes en la segunda cadena de la televisión pública, sino también a la fundación de la citada revista monográfica Nickel Odeon (cuya colección completa, por cierto, conservo como oro en paño).

Orson Welles y Pier Paolo Pasolini: dos cineastas presentes en el libro de David Cobos

Acto seguido, se recopilan una serie de entrevistas que complementan a las ya publicadas en el volumen anterior: nada menos que al mismo Luis García Berlanga, Carlos Blanco, Delmer Daves, Jacques Demy, Gabriel Figueroa, Jean-Luc Godard, Alec Guinness, Francisco Rabal, Nicholas Ray, Karel Reisz, Giuseppe Rotunno, James Stewart, Leopoldo Torre Nilsson, Ladislao Vajda y -una vez más- el inevitable Orson Welles; así como cuatro textos de Juan Cobos centrados en David W. Griffith, el paseo de El abuelo de Garci por los Oscars de Hollywood, el inimitable Edgar Neville y la celebración del primer centenario del cine en 1995. A continuación, una pequeña joya: dos textos inéditos de Pier Paolo Pasolini fechados en el año 1966 que nunca llegaron a ver la luz dada la corta vida de Griffith y que fueron recuperados de entre los papeles personales de Cobos; así como siete críticas escogidas de otras tantas películas (entre ellas, todas clásicos indiscutibles, joyas como Luz que agoniza, La noche del cazador o El sirviente); y un listado con sus veinticinco películas favoritas... Donde encontramos títulos como Avaricia, La regla del juego, Las uvas de la ira, Ladrón de bicicletas, Cuentos de Tokio, Fresas salvajes o Gertrud; y donde no extraña en un amante del cine clásico como él que la más contemporánea sea El padrino.

Una de las últimas apariciones públicas de Juan Cobos (primero por la izquierda)

Cierra el libro un segundo apartado de merecidos homenajes a Juan Cobos a cargo de un colectivo de personalidades tan variopintas como su colega Miguel Rubio, los cineastas Fernando Fernán Gómez y Gonzalo Suárez, el escritor Julio Llamazares o el político Alfonso Guerra. Todos estos textos conforman una suerte de homenaje coral, a la manera de los repartos de Berlanga que tanto admiraba Juan (me permito, llegado este punto, tutearlo sin haber llegado a conocerlo en persona), e integrado a su vez en este segundo libro-tributo armado por su hijo David que no puedo dejar de insistir en recomendarles. En cuanto a Juan Cobos, qué más puede decirse salvo que se le echará de menos, y mucho, como ya se le echaba de menos desde su más que merecido retiro; y que, gracias a estos dos libros que les recomiendo hoy, seguiremos leyéndole para poder ver las películas de una forma más rica y emocionante. Muchas gracias, Juan. Muchas gracias, David.

Los grandes maestros del cine y Juan Cobos. Una prodigiosa memoria del cine están editados por Berenice y Confluencias respectivamente.

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