Al Reselico

Como sushi con tenedor

Insultos, amenazas y anonimato

He desayunado esta mañana leyendo un interesante correo electrónico que me enviaron ayer por la noche. En él, un anónimo lector (o lectora) de El Periódico de Villena me pone a parir. Entre insultos y amenazas me invita a dejar de escribir mi sección semanal de “Al Reselico”. Por mi bien, dice. Por analfabeto e imbécil. No sé si el remitente será chica o chico, porque el correo viene enviado y firmado con pseudónimo, pero el/la susodicho/a me pregunta cómo tengo la poca vergüenza de contar aquí cada viernes historietas o vivencias personales y querer, encima, publicarlas en un libro. Cómo puedo ser tan gilipollas e hipócrita. Cómo ando por la calle como si tal cosa. Así que, con el permiso de ustedes, voy a intentar explicárselo.

He recibido un correo anónimo. Enviado y firmado con pseudónimo

Mira, estimado amigo (o amiga), cuando empecé a escribir esta sección, en el primer artículo de todos, expliqué que esto no era más que un sitio donde hablaría de mis mierdas. De las mías, porque son las que conozco. No puedo hablar de las tuyas, porque nunca he estado dentro de tu coco ni sé que han visto tus lindos ojos. Solo intento, cada viernes, expresar mi sentir subjetivo y particular sobre aquello que me rodea. Intento plasmar mis pensamientos, ideas o reflexiones sobre documentos de Word que siempre comienzan en blanco.

Y yo soy así, tío (o tía). Qué le vamos a hacer. Adoro la Navidad, juego al baloncesto en el V74, odio la burocracia cuando es inútil, fui a los Salesianos y no sé silbar, escucho la vida moderna, mi abuelo Rafael era taurino, compro en tiendas de aquí, nunca he sabido decir que no, soy Raspajo y Bajoca, admiro a quien se lanza a ser voluntaria internacional, creo que hay más de cien motivos para ser feliz, me he enamorado, me apasiona la historia, tuve un angioma, vi vender bancalicos a los ingleses, leo y sueño, he vivido en la San Sebastián, crecí entre musicales en el Centro Juvenil, veía Juego de Tronos, compro manzanas, tomo el fresco a la luz de Santiago, tiro dados en la Atalaya, escucho a Quique González, a veces me cago en to lo que se menea, tengo un mejor amigo, he bailado en la Cábila, amo Pirineos, subo montañas con amigos, conquistamos lo inútil, intento pillar tribunas para Fiestas, voy en moto a la Agrícola, salto en el RaboLagartija, soy muy Nazaríe, me arrepiento de algunas risas, aprendí de grandes profesoras en el Hermanos Amorós, me he pasado a Interfibra, añoro la Villena en que crecí, descubro lugares, admiro a Tolkien, dos chicas corrían por la calle el Copo, quiero de alguna extraña manera a mi hermano pequeño, disfruto del Salón de la Cerveza, algunos perros me han dejado huella, paso por pasillos de Juzgados, tengo dudas infinitas, participo ciudadanamente, recuerdo a mis mayores y me voy a pegar el gustazo de ver mis artículos reunidos en un librillo. Ah, y también, por si no lo sabías, como sushi con tenedor.

Él (o ella) me llama analfabeto, imbécil, gilipollas, hipócrita, facha, machista...

Podría ser de otra manera, pensar o vivir de otro modo, pero entonces no sería yo quién escribe y firma “Al Reselico”. Y entiendo que no compartas o aprecies nada de lo que cuento, te lo juro de verdad. Crees que no hablo de asuntos relevantes, sientes que leyéndome pierdes el tiempo, dices que no comunico nada y que los temas te parecen una puta basura... Pero es que esto no es periodismo de rigor. Mi intención nunca ha sido informar a nadie, tampoco a ti. Yo solo hablo de mis cosas. Vomito mi opinión y mis vivencias personales. Cuento mis mierdas. E intento hacerlo honestamente, con sinceridad y franqueza. Si eso te molesta y te cabrea: pues bueno, pues bien, pues vale, pues de acuerdo, pues ok.

Yo soy así tío (o tía), qué le vamos a hacer. Como sushi con tenedor

De la parte en que hablas de política y me llamas facha de mierda, machista, xenófobo y alguna otra cosa, lo primero: creo que estaría bien conocer a alguien antes de dedicarle tan bonicos piropos. Lo segundo: desde hace meses, desde que me metí en ese embolao del servicio público, ya dejé escrito en esta columna que no hablaría aquí de tales asuntos. Sí, soy concejal de nuestra ciudad, pero no creo que eso me impida contar semanalmente otras cosas en esta ventana, porque no he utilizado estos escritos para criticar a nadie, ni para vomitar mi versión sobre temas de actualidad municipal, ni para ir de indignado por la vida. Tengo tanto derecho como tú a defender lo que me apetezca. Y ya que me pongo, pues mira, oye, prefiero hacerlo de frente, cara a cara, sin insultar ni amenazar anónimamente, sin esconderme tras un pseudónimo.

Que no te guste “Al Reselico” es normal y entendible. No tiene por qué gustarte. Puedes odiar la sección y odiarme a mí. Puedes criticarme con educación y respeto, faltaría más, forma parte del juego. Pero eso sí, con todo el cariño te lo digo, querido amigo (o amiga), los insultos y las amenazas a mi correo electrónico podrías metértelos por el elegante y refinado lugar donde te quepan. Y ya que estamos, también te voy a dar un remedio para evitar esas arcadas que dices que sufres leyendo mis artículos. Es ultrasencillo, colega. Verás. Toma papel y boli: Si tanto asco te doy, NO ME LEAS.

Si defienden algo, háganlo sin insultar ni amenazar anónimamente, sin esconderse tras un pseudónimo.



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